El polifacético cineasta y pintor frustrado David Lynch afirmó aquello de que “el arte no cambia nada, el arte te cambia a ti”. Una afirmación cargada de verdad que este creador, y muchos afortunados, hemos experimentado en nuestras carnes. Hay trabajos que simplemente haces para ganarte la vida, para sobrevivir, por herencia familiar, por azar, incluso algunos con la fortuna de ser vocacionales. Pero en raras ocasiones tienen esa cualidad transformadora. El arte, en cualquiera de sus disciplinas, sí la posee. Me gusta decir que tengo la inmensa suerte de dedicarme, en cuerpo y alma, al que creo, sin duda, que es el mejor trabajo del mundo. Mi manifiesta debilidad por las artes plásticas no me impide ser una ávida espectadora de teatro, danza, música, etc. Cada obra que he visto, cada composición que he escuchado, cada viaje compartido, cada libro que he leído han dejado un poso en mí. Es como esa leyenda del maestro y su alumno que le pregunta frustrado: ¿Cuál es el propósito de la lectura?, ya que ha leído muchos libros pero ha olvidado la mayoría. Con una sencilla tarea de recoger agua en un colador sucio el sabio hace comprender al joven que lo importante no es guardar en la memoria todo lo recogido, sino el efecto limpiador que esas ideas y emociones han generado en su persona.
Desde hace más de dos décadas el arte, en todas sus manifestaciones, ha “limpiado” esos agujeros obturados. Si no lo hubiesen hecho con toda seguridad ahora sería una persona diferente. Sería más vulnerable, menos reflexiva, más susceptible de ser manipulada y sin la capacidad crítica que tan necesaria es en esta época de la post-verdad. El periodista Walter Lippmann fue el que dijo aquello de que “donde todos piensan igual, nadie piensa mucho”. En una era donde prima la opinión, más que la información, todos deberíamos tener una tabla de salvación. En mi caso es el arte. En mayo celebramos el Día Internacional de los Museos que cada año tiene un lema. En 2024 se ha elegido Museos por la educación y la investigación. Afirma el ICOM – organización internacional de museos y profesionales de los museos- el papel fundamental de las instituciones culturales a la hora de proporcionar una experiencia educativa holística. Es así como yo entiendo cada una de las experiencias culturales que programo y diseño. Conocer el lugar, su historia, sus episodios más destacados, figuras sobresalientes, patrimonio material e inmaterial, principales monumentos. La cultura es un todo. Conocerla de esta manera es lo más completo pero, mucho cuidado, ¡¡¡puede cambiarte la vida!!!