Madrid siempre es un destino cultural que nunca defrauda. Recientemente se han inaugurado las Colecciones Reales con un contenedor y un contenido de primera. El edificio se adapta perfectamente a la presentación de un conjunto de obras que repasan todas las dinastías desde el periodo visigodo, los Trastámara, los Austrias hasta los actuales Borbones. Libros, pinturas, esculturas, tapices, armaduras, carruajes y un sinfín de piezas singulares que explican la historia y el devenir de España.
La visita incluyó el Palacio Real, una de las residencias de jefe de estado más grande de Europa. Pero Madrid es mucho más. En esta ocasión nos detuvimos también en el Museo Thyssen con motivo de dos exposiciones que ya justificaban por sí solas el viaje. Por un lado ‘Maestras’ y, por el otro, ‘Picasso, lo sagrado, lo profano’. La primera era una fantástica aproximación didáctica a algunas de las mujeres artistas más importantes de la historia del arte con piezas como las de Berthe Morisot o Mary Cassatt. Picasso, por su parte, nos atrajo con su fuerte personalidad a un diálogo entre obras del genio malagueño y maestros como El Greco, Rubens o Zurbarán, entre otros.