Con un centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad, Nápoles es un destino imprescindible para los amantes del arte y la historia. Sus estrechos vínculos con la península tanto con la Corona de Aragón como después bajo el reinado del futuro Carlos III consiguen que el viajero español se sienta especialmente unido a este pueblo.
Nuestro viaje estaba diseñado precisamente a partir de estos dos momentos florecientes. El Castillo Nuevo y su fortaleza medieval nos hablaron de la entrada triunfal de Alfonso V de Aragón mientras que la plaza Plebiscito y el Teatro Real nos trasladaron al tiempo de los borbones de la rama española. Fue precisamente con Carlos III cuando se empezaron a excavar de manera sistemática las poblaciones de Pompeya y Herculano, algunos de cuyos tesoros se encuentran en el fabuloso Museo Arqueológico de Nápoles.
El Nápoles subterráneo, el tesoro de San Genaro, el convento de Santa Clara o la iglesia del Monte della Misericordia con su fantástico Caravaggio fueron otras de nuestras paradas obligatorias para conocer cuántos secretos guarda esta metrópoli anárquica que te enamorara desde el primer día.